Ife prefiere el rito de la peluquería al ifá. Todos los sábados por la mañana acude a casa de Jaiyesimi. Su amiga destina parte de su vivienda a la peluquería. Es tan acogedora como simple. Tres taburetes, un espejo, un secador de pelo y, eso sí, cuatro paredes empapeladas con fotos de famosos. Un gran póster de un Seal de los años 90 sobresale por encima del espejo en el que Ife contempla los progresos de su peluquera habitual.
—Yo creo que unas mechas malvas te quedarían genial.—Jaiyesimi trata de innovar con la cabellera de Ife. Su nombre, "deja que el mundo descanse" en yoruba, significa justo lo contrario a su personalidad hiperactiva.
—A ver, Simi, que no. ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo? Si sigues insistiendo me voy. Y no vuelvo. Poner trenzas malvas... ¡A mí, no!—
—Cambia un poco el look, mujer. Tienes que destacar o se te va a pasar el arroz. Ya tienes 19 años. Espabila.—Tomike ocupa otro taburete. Ella no está en casa de Jaiyesimi para arreglarse la melena, sino para cotillear. ¿Qué mejor que ir a la peluquería para intercambiar opiniones?
Kokumo, la cuarta en discordia, contempla impasible la escena. Ella sí espera su turno. Y le gustan los chismes, aunque no tanto como a sus amigas. Mira con envidia a Ife. Le gustaría tener la belleza y la juventud de su conocida. Se imagina las puertas que se le abrirían con la presencia de Ife. Está deseando viajar a Londres y buscar un futuro allí. Sería magnífico un trabajo como azafata de congresos, piensa mientras clava sus ojos en el hermoso rostro de Ife. Ella sola no, pero con Ife de compañera de viaje, tal vez.
—En Londres es lo último. Mechas malvas. Aunque a ti no te hacen falta, ni malvas, ni verdes. Tú ya eres guapa sin ningún complemento. Ni siquiera necesitas maquillaje.—Kokumo rompe su silencio para halagar a Ife.
—¡Mira tú a Kokumo! Si al final le van a gustar las tías, ja, ja, ja, ja.—Jaiyesimi no para de reír. Su risa contagia a todas menos a la que es el centro de la burla.
—Sólo digo que Ife es mucho más guapa que nosotras y que ni tu ni Tomike estáis autorizadas para dar consejos de belleza a una mujer que supera ampliamente en ese campo.—
—Si te gusta, se lo dices en la intimidad. No nos dés este espectáculo, Kokumo.—Tomike carga de nuevo contra la aduladora y Jaiyesimi e Ife le acompañan con sus carcajadas.
—Bueno, ya veo que hoy la tomasteis conmigo. Cuando acabes con Ife me avisas, que tengo cosas que hacer en vez de estar sentada aquí como un pasmarote para vosotras.—Kokumo, enojada, se levanta del taburete y se va de casa de la peluquera.
—No te enfades, no es nada personal. Sólo que nos aburríamos. No te enfades.—Ife intenta calmar a su amiga antes de que abandone el lugar. No puede girar el cuello, Simi está con las tijeras en acción, por lo que no se da cuenta que Kokumo ya no está en la peluquería.
—Se fue, pero si quieres algo más, puedes ir a buscarla cuando termine contigo. Nunca vi besarse a dos mujeres.—Jaiyesimi vuelve a reír. Esta vez sólo la acompaña Tomike.
Kokumo, la cuarta en discordia, contempla impasible la escena. Ella sí espera su turno. Y le gustan los chismes, aunque no tanto como a sus amigas. Mira con envidia a Ife. Le gustaría tener la belleza y la juventud de su conocida. Se imagina las puertas que se le abrirían con la presencia de Ife. Está deseando viajar a Londres y buscar un futuro allí. Sería magnífico un trabajo como azafata de congresos, piensa mientras clava sus ojos en el hermoso rostro de Ife. Ella sola no, pero con Ife de compañera de viaje, tal vez.
—En Londres es lo último. Mechas malvas. Aunque a ti no te hacen falta, ni malvas, ni verdes. Tú ya eres guapa sin ningún complemento. Ni siquiera necesitas maquillaje.—Kokumo rompe su silencio para halagar a Ife.
—¡Mira tú a Kokumo! Si al final le van a gustar las tías, ja, ja, ja, ja.—Jaiyesimi no para de reír. Su risa contagia a todas menos a la que es el centro de la burla.
—Sólo digo que Ife es mucho más guapa que nosotras y que ni tu ni Tomike estáis autorizadas para dar consejos de belleza a una mujer que supera ampliamente en ese campo.—
—Si te gusta, se lo dices en la intimidad. No nos dés este espectáculo, Kokumo.—Tomike carga de nuevo contra la aduladora y Jaiyesimi e Ife le acompañan con sus carcajadas.
—Bueno, ya veo que hoy la tomasteis conmigo. Cuando acabes con Ife me avisas, que tengo cosas que hacer en vez de estar sentada aquí como un pasmarote para vosotras.—Kokumo, enojada, se levanta del taburete y se va de casa de la peluquera.
—No te enfades, no es nada personal. Sólo que nos aburríamos. No te enfades.—Ife intenta calmar a su amiga antes de que abandone el lugar. No puede girar el cuello, Simi está con las tijeras en acción, por lo que no se da cuenta que Kokumo ya no está en la peluquería.
—Se fue, pero si quieres algo más, puedes ir a buscarla cuando termine contigo. Nunca vi besarse a dos mujeres.—Jaiyesimi vuelve a reír. Esta vez sólo la acompaña Tomike.
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