La decepción (Délia Lotto - Salvador, 15 de marzo de 2018)

La cara de Délia refleja su profunda decepción. Su padre trata de animarla con chistes. Graça le preparó su ensalada favorita, en deferencia a una hija a la que ve sufrir. Ayer, cuando Délia ya tenía lista la maleta y se disponía a partir hacia los Abrolhos, decidió revisar su cuenta de correo electrónico. Además de spam, Délia vio un mensaje con notificación de recepción de la Universidade Federal da Bahia. Hacía más de una semana que no entraba en su correo, así que, al comprobar el remitente, se puso nerviosa. Nada bueno, se decía. Al abrir el mensaje, se confirmaron los temores. Su universidad cancelaba las prácticas. En el correo, su tutor le prevenía para que no fuese a los Abrolhos, pues un recorte presupuestario obligó a romper, de mutuo acuerdo, el convenio que la Universidade Federal da Bahia mantenía con el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Energías Renovables. Sin ese convenio, la aventura con las yubartas era inviable. Délia rompió a llorar. Incluso hoy lo hizo, aunque en privado en el cuarto de baño tras levantarse y también hace cinco minutos. Ahora, sentada en la mesa con sus padres, disimula los rastros que dejó el llanto en su rostro.
Come la ensalada sin palabras que la interrumpan. Apenas esboza una sonrisa con alguno de los chistes malos de Adriano. Su mirada se pierde entre lechugas y gambas. Nada puede consolarla. Ni siquiera se plantea alternativas. Está claro que tendrá que realizar prácticas, pero ¿en dónde? Quería abandonar Salvador por unos días fuese como fuese. Y eso, ahora, está muy complicado. Graça ve reflejadas en su hija las ganas de vivir que la llevaron a soñar con otro mundo diferente al que vivió. Pero las ganas sólo desembocaron en un deseo incumplido.
Una gamba escondida entre la salsa rosa se resiste a ser atrapada por el tenedor de Délia. Ése es su única meta por ahora: hacerse con la gamba rebelde. Adriano suspira levemente mientras observa la cara de preocupación de su mujer. Graça espera que la decepción de Délia no dinamite su ilusión por la biología. Trata de ayudarle a seguir en el camino:
—Los Abrolhos no son nada del otro mundo. Seguro que sale un lugar magnífico para realizar las prácticas.—
—Ahora no, mamá. Es complicado pensar en hacer prácticas ahora. Tal vez, cuando surja el momento, lo haré. Estos días serán de relax. No quiero agobiarme con todo esto.—La serenidad de las palabras de Délia no es acorde a su semblante.
—Y si no salen prácticas, pues mejor. Más tiempo con nuestra hijita. ¡Maravillosa Delinha!—Graça se abalanza sobre la alumna de biología y la abraza. Le da los mimos que necesitaba, aunque le cuesta admitirlo. Délia se resiste al principio, pero luego sonríe y se deja acariciar por su madre.
—¡Mamá! Como eres de sobona, nunca cambiarás.—Vuelve a sonreír.
Adriano, mientras tanto, consigue el mando a distancia del televisor. Cambia rápidamente. Busca fútbol y lo encuentra. En un noticiero está hablando de cómo prepara sus próximos compromisos el Flamengo. Se da cuenta de que las mujeres de la casa no aprueban el cambio de canal.
—¿Qué? ¿Vosotras no estáis hablando de vuestras cosas? Callad un poquito y escuchad. Creo que el Fla va a venir a Salvador. ¿Os imagináis? ¡El Fla aquí! ¿Vendréis a verlo no?—Graça y Délia sonríen a la vez. No les gusta el fútbol demasiado y menos el llamado O mais querido do Brasil, para ellas, el más odiado.

2 comentarios:

  1. Hola, sabes desde que visitaste mi blog sigo el tuyo la verdad me encanta como escribes.

    Un saludo

    ResponderEliminar