The People’s Club (John Owen – Liverpool, 15 de marzo de 2018)

La conversación de ayer con su hermano había preocupado a John. Por suerte, logra su particular catarsis con el fútbol. No hay nada mejor para olvidarse de un problema que apasionarse ciegamente por algo, aunque se trate de veintidós hombres engreídos corriendo tras un balón. Y si a John Owen se le menciona la palabra fútbol, su corazón bombea con más fuerza y su mente sólo está ocupada con una palabra: Everton. El club del pueblo, The People’s Club, recuerda John para justificar ante los neófitos su querencia por los Toffees.  
Se trata de un partido de la Copa de Inglaterra. El Everton frente a un rival sorprendente, un equipo por el que nadie apostaría que pudiese llegar tan lejos, el Barnet. Goodison Park presentará una buena entrada para ser un jueves, pero el lleno está lejano. John Owen queda un poco antes del partido para tomar unas pintas con los amigos. Nada excepcional. Debido a la entidad del Barnet, el rival no es el tema de conversación. El tema de esta tarde es Richard O’Hara, mas conocido por todos como Galway, porque de esa ciudad irlandesa proviene su familia. O’Hara hoy no está en el pub.  
La semana pasada, Galway, salió de fiesta el sábado. Fue a un local cerca de Manchester, el Seven Seasons. Allí había quedado con unos antiguos compañeros de facultad, gente a la que hacía bastante tiempo que no le veía el pelo. La cerveza, cómo no, fue la protagonista. Pinta por aquí, pinta por allá, Galway perdió la cuenta. Para volver al Merseyside, a O’Hara no se le ocurrió otra cosa que montarse en su coche y conducir. A duras penas abandonó el entorno del Seven Seasons y se metió en la vía rápida. Era evidente que no estaba en condiciones para manejar su automóvil, pero Galway tampoco pasaba por el mejor momento para razonar. 
A los dos minutos de haberse subido al coche pasó lo esperado. Galway perdió el control de su vehículo y tras colisionar lateralmente con otro sedán que circulaba en la misma dirección, se precipitó contra la cuneta. Con tal mala suerte que diez metros más adelante había un automóvil parado en el arcén por avería. Galway arrolló con su coche al matrimonio que estaba buscando el triángulo de seguridad en el maletero de su auto dañado. O’Hara perdió el conocimiento reposando su cabeza en el volante. La pareja pereció desangrada entre la amalgama de metal y plástico que formaron el culo de su coche y el morro del de Galway. 
John sabe que O’Hara tendrá que pagar por la imprudencia y su fatal desenlace. Pero Galway es su amigo. “A todos nos podría pasar”, piensa. Sus compañeros de pintas le dan la razón. Las miradas son tristes. No logran consolarse. Éste es un partido especial. Galway no volverá en mucho tiempo al pub. Ni al estadio. Lo que hizo fue horrible. ¿Quién podría continuar su vida sin más después de algo así?  
Marea la cerveza en el enorme vaso con publicidad de Guiness en el que se la han servido. Luego, John toma un trago y saborea el zumo de malta más tiempo de lo habitual. Se vuelven a mirar a los ojos. Las miradas reflejan desolación. Son conscientes de que nada será igual a partir de ahora. Las imprudencias de Galway no eran más que rutinas en la vida de esta pandilla. Beber y conducir, ¿de qué otro modo volverían a casa? O’Hara había hecho lo que todos hacían cada fin de semana. Esta vez le tocó a él, pero pudo haber sido cualquier otro integrante del grupo de amigos. Owen reflexiona, callado, y bebe. Hoy, cuando termine el fútbol, habrá buses que lo acerquen a su casa. Afortunadamente, no tendrá que decidir si tiene que coger el coche o no. Mientras tenga presente el incidente de Galway, todo irá bien. Pero el alcohol hace que la memoria flaquee justo cuando más se la necesita.

4 comentarios:

  1. que tal!

    excelente el blog, escribes muy agil y ameno. felicidades.
    yo tambien escribo pero hasta que no lo haga mejor lo hago con un pseudonimo. jeje

    saludos

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  2. gracias por visitar nuestro blog http://mythoslegends.blogspot.com/

    suerte con tu libro, se ve un tema interesante

    saludos!

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  3. Gracias a los dos por vuestros comentarios, especialmente a ti, Roberto, por tus halagos. Gracias.

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  4. Hola wences:

    En verdad cautivas la atención y el ánimo y terminas con una razón oculta....como "un continuará";

    Gracias por pasar por el blog. Dios te continúe bendiciendo.

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