El néctar de la inmortalidad (Fauja Singh - Amritsar, 13 de marzo de 2018)

El Hamandir Sahib, el Templo Dorado de Amritsar, es el lugar más visitado en la India. Más que el Taj Mahal. El centro espiritual del sijismo, una creencia que mezcla enseñanzas del islam y el hinduísmo, no refleja nada acerca del convulso pasado del Punjab, cuando los musulmanes se vieron obligados a emigrar al inventado Pakistán y el estado se convirtió en el bastión de los sijs. Fauja Singh, convencido seguidor de la doctrina pregonada por Guru Nanak Dev, procura acercarse, por lo menos una vez a la semana, al lago Darbar Sahib Sarovar y observar el Hamandir Sahib. Fauja se desplaza al Hotel Golden Tower, situado justo en el centro del lago y unido a la costa por un puente artificial. Desde allí se obtienen las mejores vistas del templo.
Es de noche y los afortunados que se encuentran en la terraza del hotel se maravillan de la imagen que presenta el Hamandir Sahib iluminado. Fauja es uno de ellos. Disfruta de un té mientras deja volar la imaginación fijando los ojos en su querido templo. Es uno de los pequeños lujos que se puede permitir. Arrocero de profesión, ha ido progresando con el tiempo y, a sus 27 años, puede presumir de ser empresario. Un hombre hecho a sí mismo, a la americana en la India.
Puede que su infancia no haya sido ideal, tal vez no dispone de la educación que hubiese deseado, pero pocos como él pueden permitirse el placer de ver el Hamandir Sahib por la noche desde una posición comparable a la del Golden Tower. Mañana, Singh se tomará el día para descansar. Quiere estar con los suyos. Sus hijos ya no son unos críos y, si bien tienen clase, también le echan de menos. Pese a que trabaja en la misma ciudad en la que vive y la economía le sonríe, Fauja Singh no comparte momentos con su familia todo lo que quisiera. Se perdió muchas horas de risas y juegos con sus niños. Es la ocasión de cambiar eso.
Sus tres hijos están perdiendo la fe y las tradiciones sijs. Eso piensa Fauja. Por ello, mañana se asegurará de que no se les olvide vestir ninguno de los cinco artículos de fe que un sij practicante debe llevar siempre encima: kesh (pelo largo sin cortar), khanga (peine de madera para recoger el pelo), kara (brazalete metálico), kacha (calzoncillo de algodón) y kirpan (pequeña daga). No son adultos, pero cuanto antes se acostumbren a sus obligaciones religiosas, mejor para todos. Si van a visitar el Hamandir Sahib, habrá que presentarse cumpliendo con los preceptos sagrados que enseñó el Guru Nanak Dev. No hay ritualismo en el sijismo, pero sí respeto por las tradiciones y ciertas reglas. Y los descendientes de Fauja no las van a romper.

3 comentarios:

  1. Es una propuesta muy interesante!! Comencé a leer sin enterarme del plan y primero me parecieron pequeñas escenas independientes. Luego, advertido de la unidad subyacente, decidí hacerme seguidor de tu historia porque indudablemente la idea tiene gancho, además de estar bien escrita.
    Felicitaciones.
    Bosco

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  2. Gracias, Bosco. Es un honor recibir esas palabras tuyas de apoyo. Intentaré no defraudarte.

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  3. Por cierto, retiré las reacciones a los posts porque daban problemas a la hora de cargar la página o, por lo menos, creo que eran ellas las causantes. Espero haber conseguido solucionar el inconveniente y lamento la minora en la retroalimentación, aunque siempre es posible utilizar los comentarios, más cálidos y flexibles.

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