Fiesta al atardecer (Tyler Berger - Newport Beach, 13 de marzo de ?)

Noche del martes. Para un angelino normal, no es día de fiestas. Pero Tyler no es normal. Su padre, Michael Berger, es el propietario de Pacific Investment Management, la mayor financiera de Estados Unidos. Tyler Berger, estudiante brillante, ocupa un alto cargo en la empresa paterna. Su puesto en la compañía no requiere demasiado trabajo. Firma unos cuantos documentos a la semana, nada más. Ni siquiera sabe a qué papeles pone su rúbrica. Tampoco le preocupa. Para eso ya están los revisores intermedios, jerárquicamente en una posición más baja, cuyo cometido es darle todo masticado a los gerifaltes de turno. Así que, esta noche Tyler da una fiesta en su mansión de Newport Beach. Y si no eres la mitad de importante de lo que es él, no estás invitado.
—No entiendo por qué os empeñáis en decir que el whisky es mejor que el bourbon. Sois muy poco patriotas. Seguro que sois bastardos irlandeses, hijos de una furcia comepatatas. Dais asco.—Tyler discute sobre destilados con sus amigos, una jauría de esnobs.
—Mira el alemancito qué mono con su discurso neonazi. Lo llevas en la sangre, no puedes soportar que tus antepasados fracasasen en su cruzada aria.—O'Neal, de ascendencia irlandesa, saca a relucir el origen germano de la familia de Tyler.
—Lo único que sabéis hacer el emborracharos, eso sí, a veces con whisky Jameson, otras con una pinta de Guiness.—
—Te recuerdo Tyler que yo, al contrario de Pat, no soy irlandés, soy armenio. Aunque tú, jodido hijo de papá, no sabes que Armenia no es una ensalada de moda.—David Sarkisian también está ofendido por el tono despectivo de su anfitrión.
—Pues los tarminios y los irlandeses os vais a ir a tomar por culo, como los alemanes, los italianos y todos nosotros los putos americanos. Mi padre estaba muy preocupado cuando hablé con él hace dos horas. Me contó una historia de una catástrofe inminente. Información reservada.—
—Armenios, Tyler, armenios. Tu padre es un paranoico. Como tú.—
—No, en serio, David. Lo vi muy preocupado. Sus flirteos con la política le están machacando la sesera.—
—La única catástrofe que puede pasar es que te partamos la cara como las putas que nos prometiste sean tan chungas como las de la semana pasada.—Pat se impacienta. La raya de cocaína que esnifó hace dos minutos no le tranquiliza precisamente y las chicas que esperan se retrasan.
—Si vosotros no las pagáis, ¿qué más os da? Son buenos coños, os lo aseguro.—
—¿Tienes más farlopa? Joder, yo no traje. ¡Tengo que meterme un tiro ya!.—El nerviosismo de Pat contagia a David.
—Ya sabéis que el tío Tyler tiene de todo para sus amigos, aunque sean unos degenerados descendientes de la mayor basura europea.—El maestro de la ceremonia vacía su copa de un sólo trago. Era vodka. Sin más, únicamente vodka.

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