Sudando bajo la lluvia (Latif Seck - Dakar, 13 de marzo de 2018)

—¡No quiero ver una sonrisa! Señores, ¡el sábado es el día grande! Ya lo saben, el que no suda no juega, aquí no hay ningún Romário.—Papa Sakho alecciona a sus pupilos. El derbi del fin de semana requiere la máxima concentración y cuesta conseguirla.
La lluvia convierte los entrenamientos vespertinos en el doble de duros. Sin embargo, a Latif Seck le encantan las sesiones físicas. Trabaja fuerte en el gimnasio y, cuando tiene que demostrar su valía ante el míster, lo da todo. Nadie se quiere perder el partido del sábado, pero el puesto de titular en el extremo derecho está caro. Su equipo juega mucho por las bandas y los extremos son sus pilares ofensivos. Latif aporta la mayor entrega que se le puede pedir a un futbolista, pero Ibrahim Diaw es el preferido por Sakho. Las carencias técnicas de Latif lastran su continuidad en el once inicial.
–Este tío es capaz de tenernos corriendo dos horas. ¿Ves?, está loco. Como palmemos el sábado con el Jeanne D'Arc nos va a comer con patatas.–Petisco, un compañero caboverdiano de Latif, se queja de la intensidad de un entrenamiento pasado por agua.
Latif no protesta. El simple hecho de formar parte de la plantilla del Xam-Xam ya es motivo de satisfacción para él. Su sueño de infancia era ser futbolista profesional. Lo consiguió. Ahora, su anhelo es fichar por algún club europeo y poder representar a la selección de Senegal en un torneo internacional. Sabe que ante el Jeanne D'Arc habrá dos cazatalentos. Uno, George Santini, del Olympique de Marsella, viene exclusivamente para hacer un informe de Ibrahim Diaw, su rival en la banda derecha. El otro, Michael Collins, del Chelsea, no tiene ningún objetivo claro según le comentó un directivo de su confianza. Ahí está su oportunidad. Para ello, debe ser titular. Aunque Sakho, consciente del interés de Santini por Diaw, probablemente opte por éste como titular. Hasta Latif entendería esta medida.
De todos modos, si el fútbol no es la vía de escape posible, lo será otra actividad. Él tiene la ambición de abandonar África como sea. El nivel de vida en el barrio de Bel-Air nada tiene que ver con su homónimo californiano. Si debe ser albañil, será albañil. Si tiene que pasar como ilegal hasta llegar a la deseada Europa, así lo hará. Lo que no está dispuesto es a renunciar a sus principios y a su religión. Latif es musulmán antes que senegalés. Es musulmán antes que persona, porque sabe que Alá lo creó todo y que Él está por encima de todas las cosas. Y eso nada lo va a cambiar.

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